UN PARAÍSO DE EMOCIONES

Ni siquiera te conozco. Solo he podido observar tu elegancia reflejada en una sonrisa; tu mirada, la pirómana de una hoguera enamorada que solo pide más fuego. No te conozco, pero, a la vez, es como si te conociera de toda la vida.  Es como si fuera eso que de niña siempre anhelaba tener. Eres ese deseo que sopla unas velas con la esperanza de que algún  día se haga realidad. Eres eso que, aunque en la posterioridad me cause algo de dolor, solo mis heridas te quieren a ti. Ese Síndrome de Estocolmo, esa tormenta que se cura solo con más agua, y ese fuego que pide más y más llamas.  Porque no acostumbro a pensar en el abismo. Las hectáreas de mi vida resultan tatuadas de tus cenizas y, allá donde voy, me meto en la boca del lobo, porque solo estás tú.  Las hojas de ese otoño  ya no temen al crecimiento de las flores, ni la nieve al deshielo del verano. El sol ya no teme a la tormenta, y los niños ya no temen a los rayos.  Porque mi rutina se conf...

Me enamoré aún habiendo rozado la línea vertiginosa del que ya no cree en el amor.  Me enamoré porque sabía que a tu droga se volvían adictas mis rutinas.  Me enamoré aún sabiendo que el miedo daba peso a las dudas, restaba equilibrio a la esperanza y dejaba al borde de la primavera la última hoja de otoño. Porque preferí el invierno a no saber que es helarse por amor; qué es un escalofrío en el pensamiento de un enamorado y qué es una madrugada de insomnio cuando los sentimientos prefieren quedarse en vela.  Quise enamorarme porque me di cuenta de que no quedaban soldados en la trinchera del rendimiento; que mi trinchera solo apostaba por tu amor y que la guerra se volvía pacífica cuando, de la nada aparecía tu sonrisa llenándome las ganas de ilusión.  Me enamoré porque mis poemas estaban hartos de su desdicha en la pasión, de la pátina provocada por la humedad del desamor.  Me enamoré. En pretérito imperfecto aún tú siendo mi más perfecto. En prese...

Supe desde el primer día que iba a quedarme con ganas de ti. Supe desde aquella frágil mirada, que el corazón se me iba a quedar anclado a ese puerto y que jamás tomaría rumbo a otro paradero. Porque me iba a ser imposible no verte todos los días. Iba a ser imposible, porque en un cruce de miradas mi espalda giraría 180° para ver si la esperanza me devolvía la tuya. Supe que tirar la toalla iba a ser complicado, porque la adicción me advertía de las posibles consiguientes heridas. Así que solo decidí volver a enamorarme. De ti. De tu suave sonrisa. Decidí dar pasos, dejar al tiempo que decida. Decidí seguir con mi vida, añorarte una tarde de domingo, para desearte una mañana de lunes. Decidí volver a enamorarme, porque aunque no hubiera querido, no había otro laberinto, que el tuyo para perderme. Y lo elegí. Elegí agarrarme a una promesa, con  la mínima certeza de cumplirla. Elegí un simple deseo, con la mínima esperanza de que tú me lo cumplieras.  Elegí un único ...

Buenos días, tardes y noches, febrero: Me dicen por ahí que tú eres el mes del amor. Que regalas rosas inesperadamente a aquellos que la luna alumbra cada noche.  Que eres la rima perfecta y preferida del "TE QUIERO"; que caes en las mentes de esos que por amor echan mucho de menos. Que envías a un Cupido a la guerra del corazón, tirando flechas y generando en el enamorado una terrible eterna pasión.  Dicen que abrigas más almas por miedo a que el frío erice más la piel que esos ansiosos roces, ya que tu rutina este año te pide veintinueve catorces. Que tus "Candelas" son más santas en las velas, porque tienen más valentía que Valentín haciendo fuego al provocar en las miradas una gran hoguera. Dicen que te vistes de bisiesto, para asegurarte de que se digan todos los te quieros a tiempo. Que gracias a ti el tímido se vuelve atrevido, porque mandas rosas y cartas, como excusa de tu 14, y ayudar, con el primer paso de amor, al emisor desconocido. Febrero,...

VIVIR AHORA❤⏳ Vivir y aprovechar cada momento es lo más complejo que existe en la vida. Porque valorar lo perdido es la rutina que sigue nuestro cerebro en su día a día. Sabemos que nos encontramos en el ecuador de la línea de la vida y, sin embargo, somos tan idiotas, que preferimos aferrarnos a los extremos de su trazo: PASADO Y FUTURO.  Somos tan inocentes, que cuando dictan sentencia a eso que hemos tenido siempre, nos volvemos asesinos en primera serie y luchamos por volver a conseguir eso que la vida o la misteriosa magia del tiempo nos ha quitado. Luchamos aún sabiendo que su cadena perpetua es definitiva y que no hay vuelta atrás para recuperarlo. Que ya es tarde.  Los momentos solo, ÚNICAMENTE, viajan con el PRESENTE. Por eso, vívelos y aprovéchalos, porque como todo, tiene su paradero y destino. Ellos aterrizan en mares de anécdotas pasadas y solo quedan grabados a modo de cenizas que penetran en el recuerdo. Y nos hacemos así, más vulnerables al porvenir. Por eso de...

Todos, absolutamente todos, somos ese rico y ese pobre que se cruzan de manera instantánea y sorprendente por la calle de la vida.  Somos ese rico que lo tiene todo y no hace nada. Que su rutina se ve reflejada en los espejos del materialismo y, sin pensarlo, acaba ofreciéndole la victoria a la mediocridad. Somos ese millonario que la belleza le tira del envoltorio de un regalo y pone la solución de todas sus dudas y problemas en manos del tiempo. Pero también somos ese pobre que con la nada, lo hace todo. Que le sobra con el reflejo de un escaparate para entender que siempre será su belleza interior quien le lleve a las puertas del deseado éxito personal y jamás le haga caer en la mediocridad. Somos ese vagabundo que se aferra, únicamente, a la sorpresa que aguarda el regalo, sin importarle la grandeza de su exterior.  El rico y el pobre se cruzan por la calle de la vida. Basta el reflejo de una mirada para darse cuenta de que ambos son el mismo; pues en la calle ...